Dice un dicho popular: “Del cerdo hasta los andares…”; lo mismo ocurre con la aceituna. Lo aprovechamos todo: piel, pulpa y hueso. No en vano, el aceite está considerado como “el oro líquido”. Aparte de la multitud de usos y aplicaciones que tiene nuestro aceite de oliva, hay que añadir sus cualidades organolépticas y los múltiples beneficios para nuestra salud cardiovascular.
Podemos observar que la industria oleícola pertenece al subsector secundario agroalimentario o también podría decirse agroindustrial, derivado del subsector primario del olivar, pero a lo largo del desarrollo de este trabajo descubriremos que además, hoy en día hay nuevas industrias emergentes y con futuro que se perfilan como una gran fuente de riqueza, pertenecientes a las energías sostenibles y limpias de los biocombustibles, procedentes de la biomasa del olivar, un recurso energético autóctono y renovable que reduce la dependencia energética al exterior y contribu
ye a disminuir las emisiones de CO2 ayudando así a frenar el cambio climático.También descubriremos industrias cosméticas derivadas del olivar, que desde hace unos años están irrumpiendo en el mercado, innovando y aprovechando residuos de la aceituna, perfilándose así como otra opción de futuro.
Estudiaremos también la incidencia del olivar y su industria en Andalucía y la provincia de Málaga, con sus principales variedades de aceite y zonas dedicadas a este sector industrial.
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