11/11/10

Agricultura y el cambio climático


Cerca de un tercio del calentamiento de la atmósfera y el cambio climático obedece a la agricultura. En general se reconoce que alrededor del 25% del principal gas que produce el efecto de invernadero, el bióxido de carbono, procede de la agricultura, sobre todo de la deforestación y la quema de biomasa. Los rumiantes domésticos, los incendios forestales, el cultivo de arroz en los humedales y los productos de desecho producen la mayor parte del metano que hay en la atmósfera, a la vez que la labranza convencional y la utilización de fertilizantes generan el 70% de los óxidos nitrosos.
Dado que la agricultura participa en tan gran medida en el problema del cambio climático, debe formar parte importante por igual de su solución. El informe de la FAO al COAG propone, a este respecto, que la Organización elabore un programa integrado sobre el cambio climático que le permita desempeñar una función más activa en las negociaciones internacionales, difundir sus conocimientos de los sectores críticos pertinentes a la moderación del cambio climático, y dar apoyo a las medidas generales encaminadas a hacer más flexible a la agricultura ante la variación del clima.
Obligaciones, oportunidades. La participación de la agricultura en el cambio climático tiene una fuerte presencia en el Protocolo de Kyoto de 1997 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC). Este protocolo hace especial énfasis en la promoción de formas sostenibles de la agricultura, menciona el cambio del aprovechamiento de las tierras, la fermentación de metano, el manejo del estiércol, el cultivo de arroz, los suelos agrícolas y la quema de biomasa como origen de los gases que producen el efecto de invernadero, que los países deben tomar en cuenta en sus informes a la Conferencia de la Partes de la CMCC.
"La FAO y sus miembros se enfrentan con varios desafíos que se derivan directa o indirectamente de las actuales negociaciones sobre el clima", dice el informe. Los signatarios de la CMCC, por ejemplo, están obligados a realizar inventarios pormenorizados de las fuentes antropógenas de los gases que producen el efecto de invernadero; el Protocolo de Kyoto va todavía más allá al comprometer a los países a realizar cambios sujetos a verificación en sus reservas de carbón, inclusive las derivadas de los cambios en el aprovechamiento de las tierras, de pertinencia directa para la agricultura.
El programa propuesto, en el que participarían todos los sectores de la FAO, ayudaría a centrar en el cambio climático la experiencia de la Organización en campos como la capacitación de personal agrícola, la formulación de políticas y asesoría en esta materia, así como en la adaptación de las prácticas agrícolas a condiciones adversas y medios frágiles. También alentaría la creación de sinergias en el terreno agrícola, entre los acuerdos relativos al cambio climático y otros convenios pertinentes al medio ambiente, en especial los que atañen a la desertificación y la biodiversidad, y la elaboración de métodos estadísticos en una variedad de sectores: de los recursos forestales al seguimiento del carbono de los suelos, compatibles con las exigencias de la CMCC para la presentación de informes.

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