La consideración de la Costa del Sol como destino turístico internacional empieza a tomar cuerpo a partir de la segunda mitad del siglo pasado, en un momento en el que el turismo de elite, escaso y selectivo, busca nuevos lugares, período que también coincide con el de la incorporación a la actividad turística de unas capas sociales más amplias.
Por lo que respecta a la denominación o ‘marca’ Costa del Sol, hay varias paternidades y ninguna de ellas demasiado clara, pero lo que sí está documentado es que esta zona del litoral andaluz se publicitó con el nombre por el que hoy es conocida mundialmente en la Exposición Iberoamericana celebrada en Sevilla en 1929. Según algunos testimonios, la denominación Costa del Sol fue acuñada por un cónsul austriaco que residía en Cádiz y viajaba con frecuencia a Almería. El desplazamiento lo realizaba por la costa y, necesariamente, tenía que pasar por las provincias de Málaga y Granada, y a toda esa franja litoral la denominó Costa del Sol tras comprobar la bondad climática de la zona. Años después, con el extraordinario despunte turístico del litoral malagueño, la Costa del Sol se circunscribió exclusivamente a la provincia de Málaga.De todos modos, la historia real de la Costa del Sol se inicia en Torremolinos y con un claro antecedente: la presencia de George Langworthy, más conocido por los lugareños como “El inglés”, debido a su procedencia británica. Este singular personaje se instala, junto a su esposa, en el Castillo de Santa Clara, que adquiere a finales del siglo XIX y que posteriormente pasaría a ser una residencia para extranjeros.
Años más tarde, Carlota Alessadri Tettamanzy convertiría una de sus propiedades en el Parador de Montemar, y poco después abriría sus puertas el hotel La Roca. Pocos podían imaginar que en torno a estos tres primeros establecimientos, a los que acudían gentes de extrañas costumbres, iba a surgir un emporio turístico de primera magnitud. La apertura en 1959 del hotel Pez Espada vino a ser como el pistoletazo de salida hacia la consolidación turística de Torremolinos, donde ya empezaban a verse a muchos famosos –sobre todo grandes estrellas del cine- que, a su vez, atraerían a más visitantes de gran repercusión mediática.
El despuntar de Torremolinos en el ámbito turístico produjo un inevitable efecto dominó, y así, a finales de los años 60 y principios de los 70, los municipios cercanos, como Benalmádena, Fuengirola y Mijas, iniciaron igualmente un insospechado crecimiento turístico, al que contribuyó en no poca medida el hecho de que la Costa del Sol empezara a convertirse también en un inmenso plató cinematográfico en el que se rodaba una película detrás de otra (unas 250 hasta finales del año 2005). Pero a unos kilómetros al oeste de Torremolinos empezaba a fraguarse otro “boom”, en este caso, sobre todo, de la mano de Alfonso de Hohenlohe, Norberto Goizueta y José Luque, quienes colocaron a Marbella en lo más alto del turismo internacional. El primero de ellos, con la inauguración del Marbella Club (1954), consiguió que la aristocracia, los grandes magnates, las más cotizadas estrellas cinematográficas, la “jet set”, en suma, se citara todos los años en Marbella. Y aún quedaba otra vuelta de tuerca: la inauguración de Puerto Banús, en la década de los 60, que propició la escala de grandes yates en sus muelles y la creación de una marina que se colocó sin dificultad en la más afamada del Mediterráneo, si se tiene en cuenta el número de personajes conocidos internacionalmente que suelen visitar los establecimientos allí concentrados.
Ya no bastan los grandes hoteles de lujo para satisfacer la diversificada demanda de un turismo de alto poder adquisitivo, por lo que, a la par, abren sus puertas las discotecas y salas de fiesta más sofisticadas, algunos casinos y, por encima de todo, surge un entramado de campos de golf sin parangón en ninguna otra zona de Europa. La oferta de ocio va complementándose con la puesta en marcha de numerosos parques acuáticos, la apertura de parques temáticos y de atracciones y con la visión puesta en otros segmentos turísticos como el de congresos, cultural y de interior, con la Serranía de Ronda y la Axarquía como las zonas de mayor interés, un interés que luego se extendería también hacia las comarcas de Antequera y del Guadalhorce.Menos espectacular, y no por ello menos destacable, ha sido el desarrollo turístico de la zona oriental de la Costa del Sol, encuadrada casi en su totalidad en la comarca de la Axarquía (nombre de inequívoco origen andalusí). El municipio más conocido de este territorio, Nerja, empezó a sonar en el contexto turístico tras el descubrimiento en 1959 de una impresionante gruta de dimensiones poco comunes en la cercana localidad de Maro.
La Cueva de Nerja, donde se celebra anualmente, en el mes de julio, un festival internacional de música y danza, ha sido sin duda el reclamo –junto a un excepcional paisaje de sierras y acantilados- que ha colocado no sólo a este municipio sino también a todos los de su alrededor en una destacada situación turística. El Festival Internacional de la Cueva de Nerja, con más de 40 años de historia a sus espaldas, se convirtió, desde sus inicios, en una ineludible cita cultural que no ha hecho sino aumentar y consolidar su prestigio año tras año, con la participación de las máximas figuras mundiales de la música, la danza, el canto y el flamenco.
Salvada la dificultad de comunicación con la capital malagueña tras la inauguración hace unos años de la autovía del Mediterráneo, la Costa del Sol Oriental se perfila como uno de los más interesantes recursos turísticos de la provincia de Málaga.En el medio siglo transcurrido entre aquel incipiente Torremolinos que, sorprendido de sus posibilidades, se asomaba, incrédulo, a la escena turística internacional, hasta hoy, la Costa del Sol ha sabido adaptarse a las necesidades de los flujos turísticos y, en la actualidad, ocupa el primer lugar de la España peninsular en número de visitantes (9,8 millones en 2005), cuenta con una planta hotelera que supera los 350 establecimientos con cerca de 90.000 plazas y mantiene una oferta de ocio capaz de satisfacer los gustos más generalizados y los más singulares.
Me parece una entrada muy interesante y amena de leer. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBien por Ana.